Historia Argentina: ROBERTO MARCELO LEVINGSTON Y JUAN CARLOS ONGANIA

lunes, 18 de agosto de 2008

ROBERTO MARCELO LEVINGSTON Y JUAN CARLOS ONGANIA

Roberto Marcelo Levingston

Roberto Marcelo Levingston (n. San Luis, 19 de enero de 1920) es un militar argentino, quien en junio de 1970 fue designado por la Junta de Comandantes en Jefe de las tres fuerzas armadas (Ejército, Marina y Aeronáutica), para reemplazar al presidente de facto Juan Carlos Onganía, quien gobernaba el país desde 1966, a partir del gople de estado autoproclamado Revolución Argentina.

Este desconocido militar de "Inteligencia" se desempeñaba hasta entonces como agregado militar en la Embajada Argentina en Washington. Ocupó la primera magistratura durante algo menos de un año, y sería depuesto a su vez por Alejandro Agustín Lanusse, comandante en Jefe del Ejército y por entonces hombre fuerte de la Revolución Argentina.

Es actualmente el ex presidente argentino vivo cuyo término es el más alejado a la actualidad (terminó hace 37 años) y también el más anciano de los que todavía viven, con 88 años.

¿Cómo fue destituido el General Levingston?

Testimonios de los años setenta en la dictadura militar Argentina. Hacia algunos meses que había dejado de trabajar en el Diario Clarín de Buenos Aires y la política estaba al rojo vivo. El General Ongania era el presidente y era sustituido por un militar poco conocido, Levingston. Duro poco en el mandato. Lanuse (otro militar) se hacia cargo del gobierno. Todos esos acontecimientos los vivío en un año, donde nota tras nota logro “unir” una parte de la historia de la Republica Argentina. Nos encontramos con un material exclusivo que el pueblo tendriá que ver. La siguiente es la reseña de un colega que lo cuenta así:

"El régimen militar ya no era tal. Diez días después de la destitución de Ongania por decisión de los tres miembros de la Junta fue designado un general con destino en Washington llamado Roberto Marcelo Levingston, para quien el nombramiento fue tan sorpresivo como para la opinión pública que lo desconocía. El 23 de marzo de 1971 renunció. En esos trescientos días, la gestión de Levingston mostró cómo podía llegarse a un cargo sin la percepción de los límites. La primera tentación del nuevo presidente fue la de decidirse por la "profundización" de una revolución inexistente mientras había aceptado gobernar bajo la tutela de la Junta Militar en resoluciones de significativa trascendencia y veía crecer la violencia cruzada. La ola de asesinatos políticos arrasó, no sólo con Aramburu, sino con el importante dirigente sindical José Alonso, y siguió con el asalto de La Calera y Garín, atribuido a un grupo denominado Fuerzas Armadas Revolucionarias. En medio del asedio guerrillero, de la desconfianza sindical y de la vigilancia militar, Levingston se proponía descabezar a los partidos, convocar a la generación intermedia, armar un nuevo modelo de país y retomar la ambigua idea de un proyecto nacional. En suma: el peronismo sin Perón, el radicalismo sin Balbín, y los partidos sin sus líderes. La respuesta de los mediadores políticos -Ricardo Balbín, Vicente Solano Lima, Jorge Paladino por el peronismo, Manuel Rawson Paz y otros- fue un documento llamado La Hora del Pueblo del 11 de noviembre, en el que demandaban el cumplimiento de un plan político con llamado a elecciones libres y sin proscripciones, y el cambio de la orientación económica. Lo suscribían la Unión Cívica Radical del Pueblo, el partido Justicialista, la democracia progresista, el partido socialista argentino, la U.C.R. Bloquista de San Juan, y no estaban los demócratas cristianos, el radicalismo intransigente, el socialismo democrático, el comunismo y el Movimiento de Integración y Desarrollo de Frondizi. La coalición objetiva que La Hora del Pueblo evocaba era, principalmente, la de peronistas y radicales, la hora de los partidos políticos y de los líderes marginados por Levingston. Al comenzar 1971, la designación como gobernador de Córdoba de un conservador reaccionario llamado José C. Uriburu, permitió comprobar cuán lejos estaba el presidente de entender lo que pasaba a su alrededor, y cuál era el balance de la "revolución argentina". Había llegado con un golpe contra un presidente constitucional en nombre del orden, la autoridad, la racionalidad económica, la modernización del país. Cinco años después había acumulado frustraciones. El 23 de marzo de 1971 la renuncia de Levinsgton puso fin a una doble aventura; la primera, una revolución que no fue; la segunda, la de un presidente que fue convocado para administrar una transición y quiso ser líder sin seguidores. Ambos fracasos dieron el argumento de la gestión del general Alejandro Agustín Lanusse."

Sobre estos acontecimientos Di Chiara llego a filmar en rollos de 16 mm (reversible) con sonido óptico y magnético y película de doble perforación más de cincuenta carretes de 15, 30, 60 y 120 metros en blanco y negro, donde no faltaron reportajes, notas, conferencia de prensa y hechos del momento. ¿El porque del blanco y negro…? Cuando Di Chiara filmaba todavía la Argentina estába en la etapa del cine en ese formato y además esas notas se pondrían en la televisión la cual todavía no había llegado el color.

Juan Carlos Onganía

Juan Carlos Onganía (Marcos Paz, Argentina, 17 de marzo de 1914- Buenos Aires, 8 de junio de 1995) fue un militar argentino que presidió de facto la Nación entre 1966 y 1970.

Onganía ingresó al ejército en 1931, en el arma de caballería. Tuvo una carrera poco destacada pero eficiente hasta 1959, cuando fue ascendido al grado de general. Durante el gobierno de José María Guido, Onganía se reveló como uno de los líderes de la facción azul en el seno del ejército; a diferencia de los colorados, que consideraban al peronismo un movimiento clasista afín al comunismo y que debía ser erradicado, los azules apreciaban su carácter nacionalista y cristiano, y lo consideraban una fuerza moderada, útil para contener el avance de las ideas de extrema izquierda. El triunfo de los azules llevó al nombramiento de Onganía como Comandante en Jefe del Ejército en 1963. Al asumir Arturo Umberto Illia, Onganía decidió pasar a un segundo plano. Sin embargo, a raíz de la insatisfacción con la política nacionalista y moderada de éste, y a la decisión de Illia de revocar la proscripción del peronismo, Onganía lideró el golpe de Estado —llamado también Revolución Argentina— que lo derrocó.

Luego del golpe, recién asumido como presidente, comunicaba a la población:

"Argentinos, he asumido el cargo de Presidente de la Nación que las Fuerzas Armadas han coincidido en conferirme, con brevedad de la circunstancia nacional que nos impone obligaciones inexcusables. Acepto ésta responsabilidad excepcional persuadido de que es menester producir en la República un cambio fundamental, una verdadera revolución que devuelva a nuestros argentinos su fe, su confianza y su orgullo"

Onganía nombró como su ministro de economía a Adalbert Krieger Vasena, quien revocó las medidas de nacionalización y control de capitales del gobierno de Illia, y contuvo la inflación congelando los salarios y devaluando un 40% la moneda nacional. Se alejó, sin embargo, de la ortodoxia liberal afrontando obras públicas, con lo que mantuvo el ritmo de la actividad industrial. Las exportaciones se mantuvieron altas, pero el sector agrario fue perjudicado por la devaluación y por el aumento de los porcentajes de retención a las exportaciones, así como por la supresión de las medidas de protección. En lo laboral se sancionó una ley de arbitraje obligatorio, que condicionó la posibilidad de hacer huelga.

Onganía intentó mantener la participación de los distintos sectores del país en su gobierno mediante la formación de comités consultivos en áreas específicas de la política agraria, industrial y económica. Esta medida recibió fuertes críticas de los sectores más conservadores del ejército; finalmente, la disensión que provocó resultaría en el derrocamiento de Onganía y su pase a retiro.

Moderadamente crítico con las violaciones a los derechos humanos durante el Proceso de Reorganización Nacional, Onganía se mantuvo alejado del ámbito político hasta 1995, cuando intentó presentarse como candidato a presidente durante las Elecciones presidenciales de 1995 en Argentina para combatir el deterioro moral del menemismo. Sufrió el arresto domiciliario por sus duras críticas al gobierno en materia de corrupción. La falta de apoyo de su partido lo llevó a retirar su candidatura sufriendo en ese momento un accidente cerebrovascular, falleciendo al mes siguiente.

La Noche de los Bastones Largo

Un mes después del golpe de estado, las universidades públicas argentinas estaban entonces organizadas de acuerdo a los principios de la Reforma Universitaria, que establecían la autonomía universitaria del poder político y el cogobierno tripartito de estudiantes, docentes y graduados.

El estallido ocurrió el 28 de julio de 1966 cuando estudiantes y docentes manifestaban en la Universidad. La represión fue particularmente violenta en las facultades de Ciencias Exactas y Naturales y de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

La policía tenía órdenes de reprimir duramente. El nombre proviene de los bastones largos usados por la policía para golpear con dureza a las autoridades universitarias, los estudiantes, los profesores y los graduados, cuando los hicieron pasar por una doble fila al salir de los edificios, luego de ser detenidos.

Fueron detenidas 400 personas y destruidos laboratorios y bibliotecas universitarias.

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